martes, 27 de marzo de 2012

Mitología nahomítica. Parte 1

Como toda idea concurrente de masas, el nahomitismo no deja atrás sus seres fantásticos inspirados en la absurda realidad. Citaré algunas criaturas.

IT

Tan antiguo como esta corriente idiológica, It surgió de la pasión visceral de sus creyentes quienes, a base de experiencias vividas y asesinadas, lo invocaron para nunca desaparecer.

Su padre, Bus, lo creó por inspiración natural; surgió de la espontaneidad, como la Primera Causa.

lunes, 26 de julio de 2010

Todo está hecho con espejos.

En: http://www.alocubano.com/el_gran_narrador_cubano_guillerm.htm#La%20breve%20vida%20infeliz%20de%20Reynaldo%20Arenas

(c) Guillermo Cabrera Infante y Clarín

Todo está hecho con espejos

Si nací con una pantalla de plata en los ojos, no nací para escribir críticas de cine, porque ningún niño cuando le preguntan "¿Qué quieres ser cuando mayor?", responde: quiero ser crítico de cine. De hecho lo primero que escribí y se publicó fue un cuento (no incluido en esta selección) que escribí cuando tenía dieciocho años. Pero no era un cuento: era una parodia seria, mortalmente seria. Fue escrito, aunque parezca increíble, por haber hecho una apuesta. Escribí esta historieta después de haber leído una novela, que fue muy elogiada en Cuba: ad astra per exotica. Su autor años más tarde ganó el Premio Nobel de Literatura sin haber mejorado como autor. Compré la novela en cuestión y después de leerla dije en voz alta: si eso es escribir yo también puedo ser escritor. Afortunadamente (algunos opinan que fue desafortunadamente, pero no es por eso que detesto los adverbios terminados en mente) un amigo escuchó mi declaración y preguntó: "¿Y tú crees que lo puedes hacer mejor?". A lo que respondí: ¿qué te quieres apostar? Había, sin saberlo, citado el dictum del Correggio, "Anchio sono pittore", pronunciado con acento habanero.

La novela (de alguna manera hay que llamarla) era muy famosa en todas las Américas donde se lee español sin mover los labios. El resultado de mi apuesta fue escribir una parodia seria, que hubiera quedado sin ser publicada y olvidada co mo se merecía: la vergüenza dura más que la letra impresa. Mi parodia fue aceptada y publicada por la revista Bohemia, entonces la primera publicación de Cuba y parte de Centro y Sudamérica, y fue así como empezó a correr tinta por mis venas: no he parado de escribir desde entonces. Es decir, nulle die sine linea, que quiere decir, tienes que aplicarte.

Cuando publicó este cuento la revista me pagó cincuenta pesos -que querían decir otros tantos dólares. Nunca había tenido tanto dinero. Y pedí que me pagaran en pesos plata para oír sonar las monedas como una melodía inaudita en mi bolsillo. Escribí otro cuento, no tan atroz como el primero pero que prefiero olvidarlo y me pagaron la misma cantidad. Esta vez cincuenta pesos pero en papel moneda. Lo mismo sucedió con otro cuento, que puedo leer sin sonrojo. Así se estableció una ley para la ficción: siempre que escribas y publiques te pagarán más de lo debido. Dice el doctor Johnson que sólo un idiota escribe sin que le paguen y para mí el buen doctor es un maestro total.

La conexión, una vez establecida, hizo que escribir se convirtiera en una manera, una manía, una costumbre y luego un hábito como una droga dura que dura todavía. Como ven, mi escritura (llamarla literatura sería una exageración) salió de mis lecturas, todas traducidas al idioma argentino, donde la gasolina se hacía nafta y una finca sería una chacrita: leí todo. Faulkner traducido y todo Hemingway y Erskine Caldwell -este último como una suerte de pornógrafo blando. Esta literatura se hizo mi fuente de cultura y todo lo que escribí venía de alguna otra parte en forma y fondo, que los escritores creemos que son una sola cosa y los críticos dicen que son dos distintas. Nada de la tranche de vie que decía Zola y todos los naturalistas repetían: ah la vida. Mis cuentos venían de esa otra parte en la ribera de la literatura. Como nunca he creído en el estilo como un don sino como la última limitación del lenguaje, el estilo de mis cuentos variaba por invariable. Así se completa un cierto círculo: empecé escribiendo y publicando cuentos y ahora que se acaba el siglo, el milenio y mi oficio del siglo veinte se ha hecho un modus vivendi (me gustan las lenguas muertas) y publico una colección de mis cuentos casi completos que se llama Todo está hecho con espejos, que es la explicación de un mago de salón que acaba de desaparecer en una caja. Pero, como dice el corrido, pronto doy la vuelta.

He dicho que el cuento es tan antiguo como el hombre. Tal vez más antiguo que el hombre porque pudo haber habido primates que contaran cuentos como pintaban animales y su cacería en las paredes de una cueva. Esos cuentos contarían sucesos imaginarios o no con gruñidos, que es el origen del lenguaje humano: un gruñido bueno, dos gruñidos mejor, tres gruñidos que ya son una frase: a la epopeya por la onomatopeya.

Todos los cuentos de Todo está hecho con espejos fueron escritos entre 1952 y 1992 y han sido levemente retocados (unos por la sintaxis, que es una suerte de taxis que van y vienen), otros han sido copiados verbatim. Los he dado a la publicación ahora porque los he encontrado tan divertidos como para que otros (el lector, la lectora) encuentren el mismo placer al leerlos que yo tuve al escribirlos. La ordenación de Todo está hecho con espejos es arbitraria y de ninguna manera indica el orden en que deben ser leídos.

En los cuentos está presente o creo que está presente mi preocupación por el idioma de los cubanos, llevada hasta el límite de la escritura (y de la lectura) en ese cuento titulado "La duración del tiempo", que debe leerse en voz alta. Los cuentos están unidos, como un hilo de cuentos no de cuentas, por la primera persona del singular y por la garrulería, esa virtud o ese vicio, de los hablaneros antes de que su universo locuaz cayera en el laconismo y la bobería. Mis versiones son a veces pobres reflejos del relato oral que se llamó en Cuba relajo real. Una palabra o dos antes de irme. Quiero advertir que no pocas veces es la voz de su amo.

GUILLERMO CABRERA INFANTE

© Copyright 1996-99 Clarín digital

Puro humo

Publicado en: http://www.alocubano.com/el_gran_narrador_cubano_guillerm.htm#La%20breve%20vida%20infeliz%20de%20Reynaldo%20Arenas

El gran narrador cubano GUILLERMO CABRERA INFANTE escribió y editó en inglés "Puro humo" en 1985. Ahora se publica en castellano esta celebración del placer de fumar. Un juego de erudición inclasificable y un homenaje al cine.

Todo comenzó con una petición de una revista americana -que nunca cumplí. Me pedían 14 folios sobre el tabaco y escribí 45. Por supuesto no se publicó mi artículo ni los folios. Fue entonces que mi agente americano me propuso que escribiera algo más hasta completar una suerte de folleto ilustrado. Escribí 300 páginas y el folleto se convirtió en mi primer libro escrito en inglés.
El título, Holy Smoke, era una exclama ción corriente en boca de los más diversos actores, sobre todo Cary Grant, que lo espetaba como nadie. Venía de un juramento, Holy Moses!, hasta que la censura decidió que no se podía usar el nombre de Moisés en vano aunque fuera llamándolo santo. Alguien versado más en la censura que en teología propuso una sustitución fonética, Holy Smoke, que sonaría, vagamente es verdad, como el juramento interdicto. Lo escogí como título porque aludía, vagamente también, al tabaco y fumarlo. El título español vendría a ser más legítimo porque pasaba de una mención paródica a un verdadero retruécano: puro es como los españoles llaman al cigarro habano anunciado como un "puro de marca". Mi marca era pues alusión y calembour y una exaltada paronomasia.
El libro en inglés se publicó en 1985, primero en Londres y después en Nueva York, un estandarte, porque entonces, junto entonces, comenzaba la última batida contra el tabaco y fumar, que se había iniciado nada menos que a comienzos del siglo XVII. Fue casi un edicto real contra el tabaco en forma de folleto llamado A Counterblast to Tobacco. Aquí la palabra counterblast como contrataque implica que ya se fumaba en el reino de Jaime I. Tanto que fue el rey el autor (anónimo) de la inflamada, que viene de llama, invictiva. En todo caso fue el rey quien mandó a decapitar a Sir Walter Raleigh, el primer fumador (en pipa) del reino de Isabel Primera, a quien Raleigh divertía hasta en la pronunciación de su nombre. Pero fue durante el reinado de Isabel que fue asesinado Christopher Marlowe, aquel que dijo: "A los que no le gustan ni el tabaco ni los muchachos, es un tonto torpe". La cuchillada fue tan íntima que el puñal le entró por un ojo que guiñaba ante cada declaración como si fuera siempre de amor y no de burla.
La segunda vez que el libro fue publicado en Nueva York fue en 1997, cuando la furia antitabaco se tropezó con el avance feminista: ahora las mujeres, sobre todo las más jóvenes, fumaban por la calle y bajo los rascacielos. Acorde con el tiempo cíclico la nueva salida del libro se celebró en un club de fumadores, en medio de Manhattan, en el conocido número 666 de la Quinta Avenida -aunque fue su segundo advenimiento. Poco después, como un eco en humo, Faber & Faber de Londres publicaba un libro de humo de bolsillo. La traducción (hecha antes en alemán y en griego, dos idiomas ajenos) no podía esperar más. Ahora Puro humo, una versión para diversión más que una traducción, se publica en Madrid, la ciudad de Larra y de Lara.
Una palabra o dos, antes de que se vayan como diría Otelo, el único héroe trágico de Shakespeare capaz de fumar puros, él que era un impuro, tanto que al apuñalarse "al perro circunciso mató de esta suerte". Los enemigos de fumar, que quieren vernos echando humo como Hitler quería ver París antes de morir: "¿Arde París?", la ciudad convertida no en antorcha sino en puro como La Habana ardería como un habano. Se trata no sólo de divertir (eso lo hace cualquier puro por una media hora o dos) sino de seguir el camino del tabaco, desde su descubrimiento por Rodrigo de Xeres un día o dos después de descubrir Colón a Cuba, sino la dudosa relación del caballero europeo (de Xeres sino lo fue, devino, divino de vino de Jerez) con el cigarro. El libro comienza con una escena de esa obra maestra de la parodia, La novia de Frankestein, en que el infame fumador Herr Doktor Pretorius ve venir al monstruo y en vez de temor ofrece, como cualquier fumador, una apología al levantar su puro fumado a medias para decir: "Es mi único vicio". El puro, más que el cigarrillo o la pipa, echa humo y digresiones y diversiones hasta la página 320 cuando nadie menos que Cristóbal Colón le dice que no al cacique cubano que le ofrece un ur-puro.
Es aquí que termina la gesta y la digesta pero comienzan los testimonios de fumadores ilustres del folklore (y de Kipling, de Stevenson, de Dickens y de decenas más, hasta el soneto de Mallarmé exaltando al habano que tituló "Le Havanne pour un instant parfum") no para exhibir mi erudición sino las voces que invoca y convoca el humor como otros tantos "espíritus armados" con su instrumento de fumar favorito. Aunque el libro es más que un texto un pretexto para mostrar, en mis pobres palabras, la relación entre fumar y esos revenants que aparecen convocados por la magia del cine, arte y parte de mi vida -y de la vida del siglo XX.
Como ocurrió antes en inglés la traducción es un viaje al borde del idioma, plagada como está de retruécanos y versiones y alusiones que es el autor no el lector quien las conoce mejor. Hay, además, una bocanada de asteriscos que llevan al anacronismo: Clinton echando a perder un puro con maniobras que se pueden llamar antitabaco, Brillat-Savarin compartiendo mesa con Lezama Lima, notas al pie de página que no quieren ser eruditas, sino, como todo el libro, divertidas: se trata más de un divertimento que del mal de Freud, que murió de un cáncer de quijada sin llegar a la carcajada. Es aquí que Alain Robbe-Grillet propugna su axioma: "El paciente fuma cigarrillos, Freud fuma cigarros. Voilá tout". Es en esa frase, "voilá tout" que está contenido el libro: eso es todo.

Guillermo Cabrera Infante (1929 - 2005)

Publicado en: http://www.contactomagazine.com/infante.htm

"Lo Peor del Dragón
Está en la Cola"

Entrevista efectuada en
marzo de 1997
Editada en enero de 2005
Cabrera Infante falleció el
21 de febrero de 2005.


Sus padres fueron fundadores del Partido Comunista en Gibara, en el oriente de Cuba, pero este hombre de prosa irreverente probablemente nunca imaginó que viviría exiliado de un régimen marxista-leninista la mitad de su vida.

Guillermo Cabrera Infante nació el 22 de abril de 1929, y con su familia se trasladó en 1941 a La Habana, la ciudad que ha marcado rigurosamente el mundo anecdótico de su obra literaria.

Hoy día, con 40 años en el destierro, vive en una de las ciudades menos tropicales del mundo: Londres. Y los círculos intelectuales y académicos lo consideran el escritor cubano vivo más importante. Sus libros Tres tristes tigres, La Habana para un infante difunto, Vista del amanecer en el trópico y otros son ya parte de la historia de la literatura en lengua castellana.

No es solamente un gran escritor, es también -es obvio que no lo puede evitar- un anticastrista empedernido.

En 1997, con notable retraso, recibió el Premio Miguel de Cervantes, considerado el Nóbel en español. Es el tercer cubano que lo recibe, el único vivo de los tres y el único que ha residido fuera de Cuba. El primer cubano en ser galardonado con tan alta distinción fue Alejo Carpentier, quien era funcionario diplomático cubano y miembro del Partido Comunista de Cuba. El otro Cervantes fue entregado a la poetisa Dulce María Loynaz, quien nunca abandonó la isla pese a no simpatizar con el régimen de Fidel Castro.

He aquí las respuestas de Cabrera Infante a las preguntas de Contacto Magazine:

J.H.C.- Dentro de Cuba ha surgido un movimiento en favor de los derechos humanos y la democracia bajo el acoso de la Seguridad del Estado. También se sabe de algunos artistas contestarios que critican cuando pueden. ¿Cree que esto es síntoma de alguna apertura, un estallido de ciertos sectores que han llegado al límite pese a la represión, o pura debilidad del castrismo?

G.C.I.- Puede haber diferentes motivos (no razones: Fidel Castro es cada vez más irracional) para el comportamiento del régimen. Uno de ellos es que ni la KGB ni la Stasi existen más como consejeros del diablo. Pero las amenazas contra cualquier disidente y las detenciones de periodistas independientes permiten creer que las palabras apertura y Castro son incompatibles. El régimen, es evidente, se tambalea. Pero hay que creer el viejo proverbio chino: "Lo peor del dragón está en la cola".

J.H.C.- ¿Cómo evalúa la presencia de ese "nuevo exilio" intelectual cubano en Europa? ¿Es monolíticamente anticastrista, hay matices o hay una tendencia, con excepciones, a consagrar el castrismo en el extranjero?

G.C.I.- El régimen de Castro inventó una nueva modalidad de lo invisible: los "quedados". Se trata de exiliados que viven en el extranjero pero no están en el exilio. Han salido de Cuba con permiso pero con una condición: podrán ganarse la vida en el extranjero, y no serán hostigados ni hostilizados por los miñones de Castro dentro o fuera de Cuba. Pero que no se les ocurra siquiera criticar al régimen castrista. En esa categoría hay varios cubanos conocidos (o desconocidos) que cumplen rigurosamente el acuerdo con Castro como un pacto con el diablo.

J.H.C.- Zoé Valdés ha sido finalista del Planeta en 1996. ¿Qué opina de su labor literaria y de sus posiciones políticas respecto a Cuba?

G.C.I.- Ha habido una reacción negativa con (o contra) Zoé Valdés, motivada en parte por la envidia y en parte porque Zoé se ha mostrado más valiente que los "quedaditos" que ahora la atacan. No quiero cometer la grosería de decir que ella ha evolucionado hacia un contra-castrismo, sino que a medida que su voz se ha hecho más fuerte su mensaje es cada vez más claro. Como sucede con todo cubano decente ese mensaje es cada vez más enemigo de lo que ella ha llamado el Comediante en Jefe.

Zoé nació en 1959. Esa fecha sirve para distinguir a los que nacieron bajo Castro de los que conocían la Cuba de antes y han mentido por interés personal o por lo que es peor - por miedo. Todos estos escritores (y no escritores), toda esta generación fue engañada no sólo por Fidel Castro y sus secuaces, sino también por sus padres, madres y maestros que conocían otra Cuba y presenciaron su destrucción en silencio. Como cómplices. Para ellos, para la gente de Zoé Valdés, dentro o fuera de Cuba, tengo, si están adentro, compasión y comprensión, si están afuera y si han sabido liberarse de la larga mano de Castro, tienen toda mi simpatía y, si puedo, mi colaboración: presenté a Zoé Valdés en la entrega de los premios Planeta y la hubiera presentado con gusto si ganara el premio Cervantes. Sólo tengo que añadir que literariamente, no se merecía el segundo premio, se merecía el primero -y ahí está de best-seller.

J.H.C.- ¿Ciertos sectores académicos, intelectuales y artísticos de Occidente siguen haciendo oídos sordos a los reclamos de democracia y libertad de expresión para Cuba, o no tanto últimamente? En cualquiera de los dos casos, ¿por qué ocurre esto?

G.C.I.- Son los que miran al régimen de Castro como el último arcoiris y creen ver la utopía cuando no es más que una de las más crueles distopías del siglo --y sólo Dios sabe las distopías que hemos sufrido en nombre de la utopía. ¿Les dicen algo los nombres de Hitler, Stalin, Mussolini, Franco? Hay más. Recuerdo a los intelectuales franceses yendo en peregrinación a la China de Mao y a los que celebraron a Pol Pot como un enviado de Dios cuando sabían que era un emisario del diablo. Los videntes a distancia creen menos en el amanecer de Castro cuando más se convierte en el crepúsculo de un solo dios. Castro tiene todavía sus defensores distantes, gente que sabe la verdad de su régimen, aunque, como dice Aldous Huxley en Brave New World: "Grande es la verdad, pero todavía más grande, desde el punto de vista práctico, es el silencio de la verdad".

J.H.C.- ¿Existe una cultura cubana del castrismo, y si existe qué legitimidad tendrá cuando se escriba la historia del arte y la literatura de Cuba, hechos en los últimos 40 años?

G.C.I.- Como enseña esa gran novela cubana del presidio, Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro, existe una cultura de la cárcel. Toda Cuba es una enorme cárcel. Es legítimo que exista una cultura en la Cuba de Castro. Pero es, inevitablemente, una cultura cautiva.

J.H.C.- ¿Le molestaría que su nombre estuviera junto al de Carpentier y Nicolás Guillen en los libros de historia de la literatura cubana?

G.C.I.- En absoluto. Los dos son escritores cubanos. Nativo uno, adoptivo el otro. Algún día se verá que a Nicolás Guillén le hizo un daño irreparable hacerse comunista. Hasta entonces había sido un poeta de "vuelo popular". A partir de entonces fue un escritor al servicio del Partido Socialista Popular. Carpentier en sus últimos años, no sólo era un funcionario acomodaticio (vicepresidente de la Unión de Escritores, director de la Imprenta Nacional, consejero cultural en París) del gobierno castrista, sino que en sus últimas novelas se hizo un oportunista literario. Pero sus primeras novelas hasta El siglo de las luces, a pesar del lenguaje elitista y rancio, son obras maestras, sobre todo Los pasos perdidos.

J.H.C.- ¿Qué ha significado la literatura para Guillermo Cabrera Infante? ¿Cuál es su mejor libro?

G.C.I.- Un vasto campo de juego. Tal vez Exorcismo de esti(l)o porque ahí llevé el lenguaje cubano y el juego a extremos que nadie había hecho antes en español. (O tal vez debiera hacer una excepción con Gómez de la Serna. Aunque había antecedentes en francés, como Jarry, Satie y Queneau y en inglés con Lewis Carroll y Joyce). Por otra parte, Un oficio del siglo XX es no sólo mi último libro (y mi primer libro libre) publicado en Cuba. Ahí están los segmentos como elementos de Tres tristes tigres y por supuesto de Exorcismo.

J.H.C.- ¿Qué significa ser un escritor exiliado?

G.C.I.- Para mí es esencialmente un escritor que ha perdido su lector natural, que es el lector de Cuba. Tengo, es verdad, mis lectores repartidos por el mundo. Incluso lectores cubanos en Estados Unidos y otras tierras. Pero el lector cubano es el que está sometido a otras presiones, no sólo políticas sino vitales y lingüísticas, para quienes mis libros son una conexión con el pasado que es presente y no sujetos de la nostalgia, que es la prisión de la memoria. Espero, como ocurrió con Martí y Cirilo Villaverde, que mis libros se puedan leer en Cuba libre un día sin zozobras, como son comprarlos en bolsa negra o leerlos con los agentes de Seguridad del Estado ahí, mirando por encima del hombro- leyendo sin mover los labios.

J.H.C.- Si Fidel Castro y el castrismo desaparecieran mañana, ¿podría Cabrera Infante insertarse en La Habana de hoy, otra vez?

G.C.I.- Me preguntan a menudo si volveré "con la frente marchita" y siempre contesto: No en el primer avión. Lo único cierto es que llevo viviendo 38 años en esta casa de Londres. Es probable que pueda cambiar de dirección pero no de sentido. Esa es una ley de física. He aprendido que la física es más importante que la metafísica.

La puntuación, la sintaxis y el amor

Publicado en : http://www.elcastellano.org/ns/edicion/2010/julio/puntuacion.html
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La puntuación, la sintaxis y el amor


Por Leila Macor (de su libro Nosotros, los impostores). Montevideo: Sudamericana, 2010


Siempre que pongo un punto y coma sonrío. Me acuerdo de un amigo de mi hermano, a quien yo amaba como loca en mi adolescencia, que dijo una vez que un verdadero escritor se reconoce porque sabe usar el punto y coma. Por supuesto comencé a usar frenéticamente el punto y coma, aunque él nunca se dio cuenta de mi pericia puntuadora. Luego, en el colegio, escribía parodias de los poemas que estudiábamos en la clase de Literatura y las pegaba en la cartelera del salón, sólo para ver reír al chico del fondo que me gustaba y que no me hacía el menor caso, excepto cuando leía aquellas burlas gracias a las cuales yo existía un poquito para él. Me enamoré después de un hippie. En consecuencia, un ejército de gnomos, hadas y plagiados cronopios tomó por asalto mis cuadernos, que por fortuna hice desaparecer de la faz de la Tierra. Mi primer novio leía a Nietzsche: en aquel tiempo escribí herméticamente versos oscuros sobre simbólicas tarántulas que hoy día no consigo entender (y creo que en aquel momento tampoco).

El siguiente fue un poeta para quien el punto y coma era tan feo e inelegante como una factura de la luz, los dos puntos un recurso vulgar destinado a un recetario de cocina y los paréntesis una trampa que esconde la incapacidad expresiva del escritor. Así que punto y coma, dos puntos y paréntesis quedaron proscritos de mi escritura durante un par de años. Sólo después de mucho esfuerzo los logré reincorporar. Algunos de los hombres que me gustaron no eran lectores y simplifiqué mis textos; otros eran intelectuales y entonces los academicé, llenándolos de citas de Heidegger y Schopenhauer que tomaba prestadas de mi agenda. Una vez me enamoré de uno que amaba las oraciones cortas y las sentencias desadjetivadas; poco después me enamoré de otro que prefería el barroquismo y las descripciones delirantes: salté de Carver a Carpentier como quien cruza la calle. Después tuve un novio fanático de Rimbaud y de Baudelaire y yo me puse por tanto agresiva y negativa.

Luego vino un chico que odiaba el «sándwich literario», que es cuando se coloca un sustantivo entre dos adjetivos (por ejemplo, la «enigmática casa antigua»). Ergo, me volví implacable con los adjetivos, cacé sándwiches y acabé con todos ellos. El siguiente se la tenía jurada a los adverbios. Decía que son un bastón para apoyar a un verbo que no tiene suficiente fuerza. Saqué adverbios y usé sólo verbos autoválidos. Y otro abogaba por la eliminación de la palabra «como». La luna es un queso, no como un queso. El «como» ensucia la metáfora, decía, porque la transforma en una anodina comparación. Busqué entonces todos los «como» de mis archivos con Find and Replace y los borré de un manotón en el teclado. Luego mi ex esposo se reveló como un gran admirador de Kundera y elogió las metáforas que «caen como un rayo iluminador sobre una escena». Intenté por ende, y durante años, imitar el rayo iluminador de Kundera. Pero ninguno de ellos se enteró jamás, lógicamente, de todo esto que se cocía entre la palabra y yo.

Desde que puedo recordar, la escritura ha sido mi forma más inadvertida, menos eficaz y peor orientada de coquetear.

EL NAHOMITANO. ¿QUIÉN ES?

El nahomitano es cualquier ser pensante que tenga simpatía por la filosofía promulgada por Nahomi, personaje mítico post moderno, que tiene un mítico lugar de peregrinaje común localizado en BarraMeca, a orillas del río sagrado Magdalanges.

Sus fieles seguidores son tan míticos como Nahomi, dentro de los cuales se destacan sus cofundadores Cecilia y Ester, quienes se caracterizan por tener una lucidez normalmente inaceptable, un exquisito respeto y gusto por la comida, biblióvoros, melómanos, cinéfilos, con dominio de varios sistemas de comunicación verbal, amantes de la crítica argumentativa irónica, mordaz y sarcástica; irrenunciables al beneficio de la duda, rebeldes con causa.

Entre las actividades ejercidas por un nahomitano están:

1. Crear personajes míticos y asignarles un nombre característico a partir de seres pensantes de la cotidianidad y de circunstancias destacables, memorables o anecdotarias.

2. De igual manera, diseñar su árbol genealógico.

3. Crear glosarios en torno a la cotidianidad de los personajes míticos.

4. Actualizar las actividades anteriores.

5. Aceptar o rechazar un simpatizante por decisión consensuada.

6. Participación en proyectos culinarios con el mayor respeto, empeño y esmero.

7. Propender el uso adecuado del idioma.

8. Ejercer la virtud de la sensibilidad.

8. Reír sin temor.

9. Llorar sin vergüenza.

10. Discutir sin violencia.